Historia
Los hallazgos de instrumentos de piedra, agujas de cuerno y de madera, e incluso de algunos grabados figurativos, hechas al pico de Fustanyà y últimamente bajo Palou, confirman la existencia de pobladores en el Ripollès desde el paleolítico inferior (más de 150.000 años).

Desde entonces, lo que hoy entendemos como comarca del Ripollès, a pesar de su unidad geográfica, ha pasado por una historia administrativa bastante dispersa. En sus orígenes los territorios o pagus de la comarca habían formado parte, en momentos diferentes, de los condados de la Cerdanya, Osona y Besalú.

El año 879 representó el inicio del desarrollo de la comarca, cuando Wifredo el Velloso emprende la conquista o reorganización de los territorios, estimulada por los grandes monasterios de Santa María de Ripoll (880) y de San Joan de les Abadesses (885) ambos fundados por Guifré y confiados en la tarea repobladora y reorganizadora de la zona.
Más tarde, en las particiones de dominios ocurridas entre los herederos del Conde Wifredo, todo el sector pasó a la rama ceretana, lo que propició la creación del condado de El Ripollès a partir del 988, que fue adjudicado a Oliba, futuro obispo y abad.

La organización
definitiva de las veguerías catalanas durante el siglo XIII remarcó más que nunca el descuartizamiento administrativo del Ripollès, y lo convirtió en el lugar de Cataluña donde había más veguerías y subveguerías en menos espacio: las veguerías de Camprodon y Ripoll y las subveguerías de Ribes y la Ral. Esta división administrativa, pero se fue debilitando a lo largo de los siglos XV y XVI, y a mediados del siglo XVII toda la comarca estaba bajo jurisdicción de la misma veguería.